LA IGUALDAD QUE NOS IMPONEN

Cuando un hombre habla de sexo, es una grosería y una obscenidad.
Cuando una mujer habla de sexo, es una broma inocente. Por tanto,
distinguir entre una obscenidad y una broma inocente es tan fácil
como distinguir entre un hombre y una mujer.
Se llaman «bromas inocentes» a aquellas cosas dichas por una mujer
que si hubiesen sido dichas por un hombre se
llamarían «obscenidades» . Y se llaman «obscenidades» a aquellas cosas
dichas por un hombre que si hubiesen sido dichas por una mujer se
llamarían «bromas inocentes».
Si una mujer llama «sátiro» o «salido» a un hombre, la mujer le está
recriminando justamente por su mal comportamiento. Si un hombre
llama «ninfómana» o «salida» a una mujer, él es un insolente grosero
y desconsiderado.
Si una mujer le dice a un hombre que se calle, que no hable más de
sexo, la mujer obra justamente al querer evitar que el hombre siga
diciendo barbaridades y el hombre debería obedecer inmediatamente. Si
un hombre le dice a una mujer que se calle, que no hable más de sexo,
se trata de un puritano, un retrógrado y un carca y la mujer no debe
hacerle caso.
Es de mala educación que un hombre lleve pantalones cortos (excepto
en situaciones muy informales y puede que ni aún así). Es de mala
educación que un hombre le mire las piernas a una mujer. Es decir,
cuando la persona que exhibe las piernas es un hombre y la persona
que las mira una mujer, el malo es el que las exhibe, o sea el
hombre. Y cuando la persona que exhibe las piernas es una mujer y la
persona que las mira un hombre, el malo es el que las mira, o sea el
hombre.
Si el marido desea actividad sexual y la esposa no, el marido es un
maníaco sexual y una persona desconsiderada que no tiene en cuenta
las circunstancias de su esposa. Si la esposa desea actividad sexual
y el marido no, es que se está volviendo homosexual o impotente.
Existen las palabras «machista» y «feminista». La palabra «machista»
tiene un sentido peyorativo. La palabra «feminista» tiene un sentido
elogioso.
Existe el dicho: «No existen mujeres frígidas sino maridos torpes».
En cambio jamás se ha dicho: «No existen maridos impotentes sino
mujeres torpes».
Si el marido comete adulterio, su mujer es una pobre víctima que debe
sufrir las infidelidades de su malvado esposo. Si la mujer comete
adulterio, la culpa es del marido que no le hace caso lo suficiente.
Si el marido es fiel a su mujer, sólo está cumpliendo con su estricta
obligación y no hay nada que agradecer. Si la mujer es fiel a su
marido, es una mujer abnegada que realiza sacrificios inmensos que su
insensible marido es incapaz de apreciar. (Deberían canonizarla a la
pobre).
Si un hombre le dice a una mujer que no lleve minifalda, ese hombre
es un machista, un cavernícola y un retrógrado. Pero si le dice que
lleve minifalda, es un machista, un atrevido y un salido.
Si una organización de hombres propone algo, son unos machistas. Pero
si otra organización de hombres propone lo contrario, también son
unos machistas. En cambio cuando una organización feminista propone
algo y otra propone lo contrario, ambas hacen propuestas razonables.
(A veces incluso una cosa y lo contrario son propuestas por... ¡la
misma organización! ).
Cuando una organización feminista hace una campaña en contra de algo,
se trata de una propuesta razonable y progresista. Si la Iglesia
Católica hace campaña en contra de esa misma cosa, se trata de una
propuesta machista y retrógrada.
Si una mujer sonríe a un hombre, sólo está siendo amable. Si un
hombre sonríe a una mujer, algo trama.
Si el marido desconfía de la mujer, tiene «celos patológicos». Si la
mujer desconfía del marido, es que ya se sabe que los hombres son
todos unos golfos a los que hay que vigilar estrechamente.
A veces ocurre que una ninfómana es tan irresponsable que no se da
cuenta de que tal vez lo que ella hace con los maridos de otras
mujeres, hay otras ninfómanas que lo hacen con su marido.
Si una mujer realiza el acto sexual, se trata de la «liberación
sexual de la mujer» y del «libre y legítimo desarrollo de la
personalidad» . Si un hombre realiza el acto sexual, se trata de un
comportamiento machista al «usar a la mujer como objeto sexual».
Si una mujer dice un piropo a un hombre, es un gesto de cortesía. Si
un hombre dice un piropo a una mujer, es acoso sexual.
Si una mujer se muere se dice: «¡Pobre mujer! Es espantoso lo que le
ha ocurrido». Si un hombre se muere se dice: «¡Pobre viuda!».
Si un hombre hiere la sensibilidad de una mujer, es una persona
grosera y desconsiderada. Si una mujer hiere la sensibilidad de un
hombre,... bueno,... pero ¿los hombres tienen sensibilidad? Y si la
tuviesen, ¿merecería algún respeto?

Por José Pérez.

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